Irán lanzó 200 misiles contra Israel este martes, en una escalada del conflicto en Medio Oriente que ya involucra al menos a otras cinco naciones; por un lado Israel, apoyado por Estados Unidos; y por el otro, Palestina, Líbano e Irán.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) comunicó en televisión que el objetivo de los ataques con misiles balísticos fue "el corazón de los territorios ocupados" por Israel, además de que es una respuesta a los asesinatos del líder del movimiento palestino Hamás, Ismail Haniya, en julio pasado; del líder del grupo chiita libanés Hezbolá, Hassan Nasrallah, asesinado el 27 de septiembre; y del asesor militar iraní en el Líbano, Abás Nilforushan.
"Tras las acciones ilegítimas del régimen sionista, asesinando a nuestros asesores militares en Siria y el Líbano, y asesinando a los líderes de la resistencia, especialmente a los mártires Ismail Haniya (exlíder de Hamás) y Hassan Nasrallah (exlíder de Hezbolá), y especialmente sus masacres en la Franja de Gaza y el Líbano, era necesaria una dura respuesta militar", aseguraron las fuerzas iraniés.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aseguraron que los ataques de Irán no produjeron daños ni heridos graves, por lo que la población tiene "permitido dejar los espacios protegidos en todas las zonas a lo largo del país".
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, informó que responderá a la ofensiva iraní: "Irán ha cometido un gran error esta noche y pagará por ello. Nos atendremos a la norma que hemos establecido: quien nos ataque, será atacado", declaró el primer ministro al comienzo de la reunión del Gabinete de guerra.
Irán tuvo como objetivo las ciudades de Jerusalén y Tel Aviv. Se vieron proyectiles sobrevolando la zona, aunque una gran parte fueron interceptados por los sistemas de defensa aérea israelíes, con la ayuda de buques de guerra estadounidenses.