Este libro tiene como subtítulo Los frutos prohibidos del árbol de la corrupción, y su cosecha es una relación detallada de los ilícitos de mayor dimensión cometidos por la burocracia más cercana al expresidente de Argentina, Carlos Menem (1989-1999) quien, como muchos mandatarios latinoamericanos, acató puntualmente las reglas de juego del modelo económico neoliberal que las potencias de Occidente, lideradas por Estados Unidos (EE. UU.), impusieron a gran parte de los países del mundo.

En sus páginas, Horacio Verbitsky (Buenos Aires, 1942. Autor de 20 libros y uno de los periodistas más connotados de su país) describe los actos de corrupción más escandalosos del primer periodo quinquenal de Menem (1989-1994), la mayoría protagonizados por sus colaboradores de mayor confianza, como fue el caso de Emir Yoma, hermano de su esposa Zulema, quien intentó sobornar a un consorcio a cambio de agilizar los trámites con los que se privatizaría una empresa estatal.

Las propuestas de “coima” o “pago de peaje” tuvieron como principal sustento –además de la tortuosa tramitología burocrática– los precios de remate de las compañías, que en algunos casos fueron hasta mil 500 por ciento menores a su valor de mercado. Entre las paraestatales en venta se halló el frigorífico Swift Amour, cuya propiedad era compartida con una compañía estadounidense, la que precisamente denunció a Emir Yoma.

Y lo hizo porque éste exigió al director de la empresa un soborno de 400 mil dólares, monto equivalente al 20 por ciento del adeudo fiscal, mismo que sería desgravado en caso de concretarse la venta del 51 ciento de las acciones gubernamentales. Pero aquél lo comentó al embajador de EE. UU., Terence Todman, éste la dio a conocer y la opinión pública pudo advertir la “pirámide de corrupción” sobre la que se montaba el gobierno de Menem.

En 1990, además del frigorífico, fue rematada otra docena de paraestatales, entre ellas Aerolíneas Argentinas (AA), que cubría las rutas con mayor demanda; Vialidad Nacional (VN), que controlaba 100 mil kilómetros de carreteras federales; Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y la telefónica Entel… el líder de la Asociación de Banqueros Extranjeros reseñó con estas palabras el ambiente de sospecha generado por esta situación: “Argentina vive en una cleptocracia” (un gobierno de ladrones).

El autor de Robo para la corona (1991) aún labora como analista y fue reportero en los medios de comunicación impresos y audiovisuales más relevantes de Argentina, entre ellos Clarín, Página 12, Rebelión y Cuadernos del Tercer Mundo.