Varían muy poco los resultados electorales en EE. UU.
Aunque las conclusiones del maestro de filosofía en la Universidad de Chicago, Itniel de Sola Pool, en su estudio La influencia de la comunicación de masas sobre la conducta de los votantes en las urnas se refieren a sucesos políticos anteriores a los años 60 del Siglo XX, algunas de ellas pueden ser útiles para entender lo que hoy ocurre en Estados Unidos (EE. UU.), debido a que los hábitos político-electorales en este país poco o nada han cambiado en los pasados 70 años. Esta hipótesis, asociada al decaimiento de los beneficios genéricos del imperialismo yanqui en su población pueden sugerir, por ejemplo, que en los comicios de noviembre próximo ganará la actual vicepresidenta Kamala Harris, candidata del Partido Demócrata, sólo porque es menos reaccionaria que el expresidente republicano Donald Trump.
Otra de las conclusiones reveladoras de Sola Pool detalla que desde hace más de un par de siglos el electorado estadounidense está dividido en tercios: uno republicano inamovible, otro demócrata igualmente invariable y otro 33 por ciento inerte, integrado por electores que pocas veces se inclinan demasiado a favor de los candidatos de uno u otro de los dos partidos, razón por la que los resultados a nivel nacional, estatal, distrital y municipal jamás varían entre el 51, el 52, el 53 y el 54 por ciento, y rara vez han llegado al 55 por ciento. En uno de los párrafos de su ensayo, Sola Pool afirma que este fenómeno se debe a la “aparente” semejanza que hay entre los dos partidos:
“Con frecuencia resulta difícil para los visitantes extranjeros advertir diferencias entre el partido Republicano y el Demócrata. Sin embargo, la hipótesis no es exacta y no cabe duda de que los partidos son diferentes. Si hiciéramos referencia a lo que en Europa se conoce como militantes de partido, inevitablemente se advertirían diferencias sustanciales tanto en puntos de vista como en precedentes. En Inglaterra, análogamente, tanto el gobierno laborista como el conservador pueden practicar políticas parecidas en muchos aspectos, pero en sus congresos anuales los partidos difieren grandemente. Lo mismo sucede en EE. UU., como puede advertirse en las convenciones nacionales de partido que se llevan a cabo cada cuatro años.
“¿Cómo es que dos partidos tan distintos terminen siendo tan semejantes? La respuesta es que ambos quieren ganar, por lo que ambos alteran sus propios puntos de vista, prejuicios e ideologías, a fin de adaptarse al punto que simboliza la verdadera opinión del público… la zona de consenso de los dos partidos representa con bastante exactitud la corriente principal del pensamiento popular”.