La mayoría de los especialistas coincide en que, durante el sexenio, el modelo de comunicación aplicado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) produjo efectos muy negativos para la población. La característica principal de este modelo es la participación del Presidente en conferencias matutinas, todas las semanas, de lunes a viernes.

Estas conferencias (bautizadas como “mañaneras” por los morenistas) fueron exitosas para AMLO y su “Cuarta Transformación” (4T) y lo más probable es que continúen realizándose durante el gobierno que comenzará en unos días y sigan siendo el modelo de comunicación oficial.

A través de estas conferencias se difunde nacionalmente la bondad de los programas de gobierno y la superioridad de su política general con respecto a los sexenios anteriores, cómo cada problema y cada renglón de la vida social se trata “como nunca antes”; es evidente que esta segunda característica del modelo le sirvió a AMLO como una permanente campaña de proselitismo y no son necesarias muchas explicaciones para entender su utilidad electoral.

Por otro lado, las mañaneras se convirtieron en un instrumento para desacreditar, descalificar a partidos, sectores o grupos que difieren de la política del gobierno actual, identificándolos como partidarios de los gobiernos anteriores, neoliberales, conservadores, derechistas, corruptos y, por lo tanto, adversarios de la 4T, que se autoproclamó izquierdista, transformadora y enemiga de la corrupción.

Una tercera característica fue el combate a todos los medios y reporteros que no difundieran las excelencias de la 4T o se atrevieran a criticar las acciones del gobierno. Los recursos para comprar publicidad se destinaron a los medios incondicionales de la 4T, el resto no contó con ningún financiamiento publicitario. La preferencia produjo desigualdad y discriminación, propiciando el surgimiento en todo el país de un grupo de medios y reporteros repetidores de la opinión presidencial.

Este modelo, dicen algunos analistas, ha resultado muy efectivo para el gobierno de AMLO; su propaganda política de todas las mañanas y su control de la información junto con el uso de recursos financieros del Estado para cultivar su imagen redundó en un mayor número de votantes en la pasada elección y contribuyó al triunfo electoral de la 4T y a la continuidad de Morena en la Presidencia de la República.

Pero a estos efectos favorables para el gobierno se contraponen efectos negativos para la inmensa mayoría de los ciudadanos: el atropello a la libertad de expresión, el peligro de opinar de forma distinta al gobierno, la represión, la discriminación y los ataques públicos. El control de todo lo que se informa conduce al gobierno a divulgar solamente lo que le favorece, a imponer su verdad y su punto de vista en todos los aspectos. Su política se presenta como infalible, de lo que se desprende que sus adversarios siempre estarán equivocados.

La descalificación de toda opinión diferente al gobierno es peligrosa, divide, polariza, genera desconfianza; y el descontento puede generar confrontaciones indeseables. De esto se habla en el Reporte Especial de esta semana, en el que opinan destacados especialistas que señalan las consecuencias y peligros de este modelo de comunicación.