La desigualdad económica en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha alcanzado su punto más alto en los últimos 50 años, reportó esta organización, al tiempo en que alertó que dicha situación provoca una creciente disparidad en los ingresos entre los sectores más ricos y más pobres de la población.

A través de su cuenta de X, la OCDE publicó: “el ingreso promedio del 10 por ciento más rico de la población es aproximadamente nueve veces mayor que el del 10 por ciento más pobre en toda la OCDE”. Esta cifra contrasta con la situación de hace 25 años, cuando los ingresos del 10 por ciento más rico eran "sólo" siete veces mayores que los del 10 por ciento más pobre.

De acuerdo con datos de la OCDE, la nación con mayor desigualdad es Costa Rica, tras registrar valores superiores a 45 puntos Gini (medida que permite evaluar la desigualdad en la distribución de ingresos de una sociedad); le siguen Chile y México con 45 y 40 puntos Gini. Los tres países presentan un nivel alto de desigualdad de ingresos y distribución de la riqueza.

Entre las naciones que presentan desigualdad moderada-alta, con valores que van entre los 30 y 40 Gini, se encuentran Estados Unidos (39.5), Reino Unido (35.4), el cual presenta desigualdad notable, pero menor en comparación con los países de la región latinoamericana y Estados Unidos; además, Italia (33), cuya distribución de ingresos es más equitativa que en los países anteriormente mencionados.

Con respecto a los países que presentan desigualdad de baja a media con valores inferiores a los 30 puntos Gini, se encuentran Alemania (30.3), Francia (29.8) y Canadá (29.2), cabe destacar que esta última presenta la menor desigualdad entre los países listados, con una distribución de ingresos equitativa.

Entre las razones que han provocado el aumento en la desigualdad, la OCDE señala la globalización, avances tecnológicos que favorecen a trabajadores con habilidades específicas, y políticas económicas que no siempre han sido eficaces en redistribuir la riqueza.

Además, aseguró que la pandemia de COVID-19 exacerbó las desigualdades, afectando desproporcionadamente a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Asimismo, la OCDE advirtió que una mayor desigualdad puede llevar a una menor cohesión social, aumento de la pobreza y exclusión, y potenciales tensiones políticas y sociales; además, económicas, ya que limita las oportunidades de desarrollo para una gran parte de la población.

Ante este panorama, la OCDE recomendó una serie de medidas en su informe “Desigualdad de ingresos. La brecha entre ricos y pobres”, entre las que destaca una reforma en la política fiscal; es decir, implementar sistemas progresivos y eficaces que aseguren una distribución más equitativa de la riqueza. Invertir en educación y capacitación. Instrumentar políticas laborales justas; así como fortalecer la protección social.

Finalmente, en su informe, la OCDE subraya que hay oportunidades para revertir estas tendencias si se implementan políticas adecuadas y se promueve una colaboración efectiva entre gobiernos, empresas y sociedad civil, ya que la lucha contra la desigualdad es una tarea compleja y multifacética que requiere un compromiso sostenido y acciones concretas.