Pero no todas las experiencias de El Ángel en la villa Siddermorton son desagradables, porque conoce el amor noble y sincero del vicario; gracias a Delia disfruta del deseo sexual; tiene oportunidad de interpretar música celestial con un violín terrenal y logra retornar al cielo cuando muere junto con Delia en un incendio que se suscitó en la casa Hilyer, justo en el momento en que tomaba camino hacia Londres después de ser expulsado del pueblo.
Wells describe así esta escena en el penúltimo capítulo de su novela: “Oyóse el grito de ¡Delia! y nada más. Pero súbitamente las llamas se proyectaron fuera con un inmenso haz de brillo deslumbrador, sólo interrumpido por mil chispas semejantes a las que arrancan dos espadas que se cruzan. Y una bocanada de centellas, relampagueando con mil colores, silbaba y se desvanecía. Y precisamente entonces y por un momento, debido a algún extraño accidente, una oleada de música, semejante al conjunto de un órgano, dominó el rumor de las llamas”.
En otros capítulos de la novela, El Angel ve a los humanos como “criaturas del sueño”, su presencia en la Tierra como un “sueño de lo más curioso” y a ésta como una “especie del mundo al revés”. Y dice al vicario: “Usted llama mitos a los ángeles y verdaderos a los hombres. Esto lo hace pensar a uno que, de algún modo raro, deben existir dos mundos”. Hilyer, a su vez, es enterado por El Ángel que en el cielo “no existe dolor, ni disgusto, ni muerte, ni casamientos, ni galanteos, ni nacimientos. Tan solo en ciertos tiempos empiezan nuevas cosas”.
Casi al término de su “visita maravillosa” El Ángel confía al vicario: “He cambiado mucho. La batalla de la carne y el espíritu no me turba tanto como antes, Cada día experimento menos confianza en mis creencias y más en Dios. Vivo, mucho me temo, una apacible vida; deberes exactamente cumplidos, un poquito de ornitología, un poquito de ajedrez, y unos pinitos de matemáticas. Mi tiempo está en sus manos”.
“Ésta parece ser –añade– la “trama y urdimbre de la vida… y me es casi inimaginable un mundo sin dolor… aun el alimento se obtiene con dolor…he caído. Venir a este mundo es caer. Hay que padecer hambre y sed y ser atormentado por mil deseos. Hay que luchar por comida, enfurecerse, golpear…” Además de novelista, Herbert George Wells: (Inglaterra 1866-1946) fue ensayista y autor de una Breve historia del mundo; militó en la versión original (socialista) del Partido Laborista de Inglaterra.
Fue antiimperialista, antimonárquico y en sus textos de ciencia-ficción están descritos con antelación los viajes interplanetarios, la televisión, la Internet y la bomba atómica.