Pero, sigamos con la historia del trío que estaba tratando de llevar el fuego a su tribu. En alguna ocasión los tres fueron perseguidos por leones “dientes de sable”, lo que los obligó a treparse a un árbol y pasar varios días asediados por las fieras. Cuando se enfrentan a los caníbales, ahí se encuentran con una mujer homo sapiens llamada Ika (Rae Dawn Chong); la joven iba a ser devorada por los caníbales. Ella se une al trío de los Ulam. Esta mujer homo sapiens intenta llevar al trío hacia el lugar en la que se encuentra su tribu: ella se relaciona sexualmente con Naoh. Cuando ella ve su oportunidad se aleja de los Ulam. Éstos siguen su camino en búsqueda de su tribu, pero Naoh (que se encuentra “enamorado” de Ika, decide ir a buscarla: una de las inconsistencias del libro de J.H. Rosny y de la cinta de Annaud es establecer en la narración el hecho de que los hombres primitivos o sus parientes homínidos entendieran las relaciones amoroso-sexuales como el hombre actual. Los hombres primitivos no conocían el matrimonio monogámico, pues en esa etapa primitiva de la humanidad, la familia que existía era la del matrimonio grupal, las relaciones eran en conjunto entre los integrantes de la tribu, no había parejas estables y los hijos eran de todos; por lo tanto no existía el “amor” como hoy se conoce y tampoco existían los celos.
Al llegar Naoh al lugar donde pertenece Ika, cae en un pantano que rodea el conjunto de chozas que integran el poblado (de homo sapiens ya vivían en casas de palitos, cubiertas de barro. Naoh es rescatado por los integrantes de la tribu de Ika. Por la noche, los de esa tribu realizan un ritual en el que Naoh debe relacionarse con distintas mujeres. En el célebre libro escrito por Federico Engels El origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado, este gigante del pensamiento y la acción –basado en los estudios del destacado antropólogo norteamericano Lewis Henry Morgan– llega a establecer cómo en las remotas épocas en que no existía propiedad privada, Estado y la familia como hoy la conocemos, en algunas tribus que vivían en el estadio del salvajismo, los miembros de esas tribus debían tener relaciones con mujeres de otras tribus, debían relacionarse con los hombres ajenos a su clan, por eso Annaud recrea ese pasado en las formas de relacionarse sexualmente. Amoukar y Gaw deciden regresar por Naoh, pero también son atrapados por los miembros de la tribu de Ika. Por la noche logran evadir a los miembros de esa tribu y rescatan a Naoh (lo tienen que desmayar pues él ya no se quiere ir de ahí).
Cuando van de regreso, Ika los sigue. Antes de llegar a encontrarse con los Ulam, unos miembros de esa tribu, viendo que llevan el fuego, intentan robárselo. Se establece una lucha en la que ganan los del trío; esto se debe a que utilizan venablos que conocieron en su estancia con los homo sapiens. Al final, cuando llegan con el fuego a su tribu, es tal la algarabía que, accidentalmente, el encargado de cuidar ese fuego cae en las aguas del pantano, apagándolo. Naoh, que había visto a los homo sapiens encender el fuego frotando madera, intenta producirlo, pero es Ika la que logra ese cometido.
La guerra del fuego nos permite asomarnos a esa lejana sociedad humana que fue la comunidad primitiva. Annaud pone énfasis en las guerras tribales, en la violencia que había entre tribus. Pero una visión más realista destacaría el hecho de que en esa sociedad los hombres se veían como hermanos, no existía explotación, la mujer no era relegada y oprimida por los hombres y jugaba un papel central en la conducción de la tribu. El descubrimiento de cómo encender fuego fue una revolución tecnológica y productiva semejante a la invención de las máquinas o a la llegada de los humanos a la Luna: fue un salto inmenso en el desarrollo de la humanidad. El género humano, como señalan los grandes pensadores comunistas, tiene que volver a una sociedad comunista, pero sobre bases científicas y tecnológicas muy superiores.