Del ambicioso proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador de brindar educación superior a miles de estudiantes pobres en todo el país, sólo quedan unos cuantos planteles a medio construir, terrenos baldíos donde se espera estén edificadas las universidades, un portal de Internet con la misma fotografía genérica para cada sede, la opacidad acerca del manejo del presupuesto asignado, algunos miles de estudiantes que no están atendidos por maestros porque es muy escaso el número de personal docente contratado, que además se queja de sufrir abusos laborales por parte de las autoridades universitarias; los alumnos también denuncian atropellos, como la falta de oportunidades para realizar sus prácticas profesionales, la negativa a entregarles un título al concluir sus estudios y la injusticia de ser dados de baja sin justificación alguna o por haber estado inscritos en otra universidad antes de matricularse en ésta, hecho que se contrapone con los objetivos fundamentales del proyecto de las Universidades para el Bienestar, a todo lo declarado en esta administración en favor de los pobres y viola los derechos de los jóvenes afectados.
Esta situación ha generado inconformidad entre los estudiantes y sus familias, que se habían ilusionado ante la perspectiva de que sus hijos se prepararían y tendrían un mejor futuro. El proyecto parecía formar parte de las obras prioritarias del sexenio, otra megaobra tan importante que a su realización se destinaría una cantidad suficiente en el presupuesto nacional; pero hasta la fecha no ha recibido los cientos de miles de millones que el gobierno destinó a otros grandes proyectos, como la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.
Muchos problemas como los mencionados se tratan en nuestro Reporte Especial de esta semana. Por estas arbitrariedades e injusticias ha aflorado la inconformidad en forma de protesta estudiantil o magisterial y las denuncias en todas las sedes de la institución, ubicadas a lo largo y ancho de la República Mexicana.
No es insignificante el monto del presupuesto que reportan los informes oficiales para las Universidades del Bienestar; para el año 2022 se habían destinado más de 14 mil mdp, a los que habría que añadir el presupuesto aprobado para los últimos dos años del sexenio; sin embargo, resulta insuficiente para satisfacer la necesidad de educación superior de millones de jóvenes que existen en todas las regiones de México.
Algunos observadores opinan que las protestas son efecto de la desilusión que han ocasionado las graves fallas en lo que debió ser una gran opción educativa, que no resultó un elefante blanco, porque en realidad ni a elefante llega. Otros añaden que frente a las grandes erogaciones que la 4T dice haber realizado, los resultados durante todo el sexenio permiten afirmar que el conjunto de las Universidades para el Bienestar es un verdadero fraude.