En términos sociales, económicos y educativos, América Latina (AL) es la región más desigual del mundo, lo cual impacta a Niñas, Niños y Adolescentes (NNA) de 17 naciones, declaró la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El organismo destacó que algunos de los indicadores que ponen en desventaja a los NNA de AL, comparados con los menores que habitan otras partes del mundo son: la pobreza extrema y la educación.
Ejemplificó que de los más de 600 millones de personas que viven en América Latina, 185 millones viven en pobreza extrema, lo cual representa dificultades para el desarrollo integral de miles de niños y jóvenes. Aunado a ello, se encuentran los resultados de la prueba de PISA, que evidenciaron que más del 75 por ciento de los alumnos de 15 años disminuyeron su nivel de competencia básica en matemáticas y el 55 por ciento obtuvo un bajo nivel de competencia lectora.
De acuerdo con el Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe de la Cepal, más de 180 millones de personas aún no cuentan con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas; de estos, 70 millones no tienen ingresos para adquirir la canasta de alimentos.
Asimismo, la Cepal reportó que aún hay regiones de AL donde la pobreza supera el 60 por ciento de la población, especialmente en la zona sur y centro. Esto a pesar de que el indicador de personas en esta condición bajo en 2022 a 29 por ciento, niveles previos a la pandemia por Covid-19.
Ante este panorama, la organización United Way realizó el Encuentro Regional Latinoamérica, mismo que reunió a especialistas, empresas y otros sectores relevantes en la Ciudad de México para realizar un diagnóstico y establecer líneas de acción contra la desigualdad en materia educativa.
Al respecto, el vicepresidente de United Way Worldwide Latinoamérica y el Caribe, Samuel González, manifestó que los mercados en energías renovables, tecnología y salud representan una oportunidad para desarrollar soluciones sostenibles para que las poblaciones más vulnerables de AL afronten los diversos retos.
Concluyó su intervención asegurando que la lucha contra la desigualdad en América Latina requiere un esfuerzo conjunto de empresas, gobiernos, organizaciones y la sociedad en general, quienes, a través de la sostenibilidad, la innovación y la educación, deben crear entornos más equitativos y ofrecer a las niñas y niños de la región mejores oportunidades para su desarrollo integral.