La Agencia Internacional de Energía (AIE) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) informaron que en el mundo más de 685 millones de personas no tienen acceso a la electricidad, cifra del 2022 que representa un incremento de 10 millones de individuos con respecto al año 2021.

De acuerdo con el informe de dichas instancias, el incremento del indicador se debe al crecimiento poblacional, mismo que superó el desarrollo de nuevas conexiones eléctricas en un contexto marcado por crisis energética, inflación y tensiones geopolíticas.

A estas causas, los expertos agregaron la crisis del Covid-19; el aumento de los precios de la energía debido a la guerra en Ucrania; la inestabilidad en Oriente Medio y la multiplicación de sequías e inundaciones en África subsahariana; eventos que han dificultado el avance hacia la electrificación universal.

De igual manera, el informe advierte que a nivel global no se está en camino de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia de energía, ya que, en caso de mantenerse las políticas actuales, 660 millones de personas seguirán sin acceso a la electricidad para el año 2030, principalmente en África con un 85 por ciento, y más de mil 800 millones continuarán su dependencia a aparatos de cocción nocivos, cifra que actualmente asciende a 2.1 millones que emplean dichos aparatos.

Estos aparatos funcionan con carbón, estiércol, madera o desechos agrícolas, por lo que generan gases que causan 3.2 millones de muertes prematuras cada año. En Latinoamérica, alrededor del 35 por ciento de la población rural carece de acceso a energías limpias y tecnología para cocinar, el doble que en las áreas urbanas, lo cual impacta negativamente en la salud, especialmente en mujeres y niños.

Entre los aciertos, el informe destacó el crecimiento de las energías renovables, particularmente la solar y la eólica; esto como resultado de las ayudas financieras para el desarrollo de energías bajas en emisiones de carbono en países en desarrollo que crecieron en 2022, alcanzando los 15 mil 400 millones de dólares, un aumento del 25 por ciento en comparación con 2021.

Finalmente, las instancias globales hicieron un llamado urgente a la acción, a fin de acelerar el acceso a la electricidad y promover el uso de energías limpias con base en políticas más efectivas y una mayor inversión en infraestructuras energéticas sostenibles para revertir esta tendencia negativa y alcanzar las metas globales de desarrollo.