Ilustración de Internet
Con el 95 por ciento de las actas computadas al cierre del conteo preliminar del Instituto Nacional Electoral (INE), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) podría encaminarse a su extinción, debido al bajo resultado que obtuvo en la elección del pasado domingo 2 de junio.
Y es que el partido del sol azteca apenas logró reunir el 1.9 por ciento de los votos para la presidencia, el 2.3 para el Senado y el 2 por ciento para la Cámara de Diputados. Con esas cifras, es claro que no alcanzan el 3 por ciento de los votos que se requiere para continuar figurando como una opción electoral.
Así, tras 35 años de existencia, el PRD podría pasar a ser la última fuerza electoral, o a desaparecer si los números una, vez computadas el 100 por ciento de las actas, no le dan para mantener el registro. Por lo pronto, el INE pronosticó que alcancen dos curules en la Cámara de Diputados y nada más. Aún falta el conteo distrital que inicia este miércoles, sin embargo, no se vislumbran resultados que cambien el rumbo perredista.
El declive del sueño izquierdista
El PRD fue fundado el cinco de mayo de 1989 por Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, así como miembros históricos de la Izquierda como, Gilberto Rincón Gallardo, Amalia García, entre muchos otros políticos de la izquierda.
Cuauhtémoc Cárdenas en el zócalo capitalino, anunciando el nacimiento del PRD.
En enero pasado ya se vislumbraba su caída, debido a que en menos de 12 horas, tres legisladores renunciaron a sus filas: Luis Espinosa Cházaro, coordinador en la bancada del PRD en San Lázaro, y los legisladores Marcelino Castañeda y Laura Fernández. Con ello, el sol azteca disminuyó su presencia legislativa en 3 por ciento, al pasar de 15 integrantes a 12.
En ese momento, Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD, minimizó las renuncias. Los perredistas que abandonaban el partido lo acusaron de entregar las candidaturas al PAN y PRI como parte de la coalición opositora, dejando fuera a los liderazgos del perredismo al mismo tiempo que aseguraba su lugar en el legislativo.
“Como PRD estamos orgullosos de haber abierto la brecha para que en México hubiera una democracia madura que hoy está en riesgo de retrocesos”, fue la publicación en X de Zambrano el cinco de mayo pasado, durante la celebración del 35 aniversario del partido.
Sin embargo, la caída del PRD proviene también de la salida de grupos y liderazgos que han utilizado a ese instituto político para saltar a otro o crear uno nuevo, como fue el caso del ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, que “con recursos de ese instituto político formó al Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y se dio el lujo de seguir en él hasta que obtuvo su registro e hizo su primera asamblea”, acusa Jesús Zambrano.
Precisamente la primera gran desbandada de militantes del PRD se registró en septiembre de 2012, cuando MORENA anunció que buscaría su registro como partido electoral. AMLO dejó atrás 23 años de militancia para fundar Morena, primero como organización, luego como partido. Muchos perredistas siguieron al tabasqueño, entre ellos, Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo, Pablo Gómez y Alejandro Encinas.
De izquierda a derecha Jesús Zambrano (PRD), el expresidente Enrique Peña Nieto, Gustavo Madero (PAN),y Cristina Díaz (PRI), en la firma del Pacto Por México.
La firma del llamado Pacto por México en diciembre de 2012, luego de la elección que no le fue favorable a López Obrador, terminó por romper los lazos de los izquierdistas; mucha de la estructura del PRD se trasfiguró del amarillo al guinda.
Los líderes nacionales del PRI, PRD y PAN —las fuerzas políticas tradicionales— y el recién electo presidente, Enrique Peña Nieto, posaban para la foto mientras suscribían el llamado Pacto por México, un acuerdo inédito entre todos los partidos para abrir la puerta a un ambicioso paquete de reformas del Gobierno priista recién elegido.
Hubo constantes confrontaciones entre el PRD y Andrés Manuel López Obrador. El tabasqueño criticó que la dirigencia del sol azteca dejaba de estar a la altura de las circunstancias del país. Por ello, camino a las elecciones de 2018, López Obrador lanzó un ultimátum al PRD, PT y MC para declinar en las elecciones de 2017 por los candidatos de Morena en Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz. De lo contrario, amenazó, no habría acuerdo para ir en coalición en las presidenciales. El PRD no sucumbió a su amenaza.
El triunfo electoral de AMLO en 2018 terminó de cerrar las puertas al perredismo para una alianza con MORENA. Hoy el PRD agoniza ante la pérdida de electores y militantes. Ya en la última elección, ese instituto político había perdido el registro en 15 estados del país, aunque se habían mantenido con las prerrogativas a nivel nacional. Hoy, esa posibilidad se ve casi imposible.