Una anomalía que se detectó hace varias décadas en el campo magnético terrestre se ha intensificado significativamente y ha mostrado un comportamiento que preocupa y ha captado la atención de científicos de todo el mundo, incluidos equipos de la NASA, la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA) de Estados Unidos y el Centro Geográfico de Defensa (DGC) del Reino Unido.

Se trata de una "abolladura" en el campo magnético que especialistas en astronomía han identificado como un “punto débil”, que desde hace aproximadamente cuatro años ha incrementado su área afectada en un siete por ciento. Este debilitamiento permite que más partículas cargadas provenientes del Sol pasen directamente hacia el planeta tierra, incrementando los riesgos para la tecnología espacial.

Los científicos explican que el debilitamiento del campo magnético afecta principalmente la zona espacial sobre Brasil y representa un riesgo significativo para el funcionamiento de satélites y naves espaciales. Los ingenios tecnológicos que transitan por esta zona deben apagar algunos de sus componentes para evitar daños permanentes debido a la radiación solar a la que se exponen.

Los especialistas refirieron que la tierra es como un gigantesco imán con polos norte y sur, generando un campo invisible a nuestro alrededor. Este campo magnético es crucial para desviar la mayor parte de la radiación solar nociva, como los rayos X y las partículas cargadas de alta energía, protegiendo así la vida en la Tierra.

“El campo magnético es generado por el movimiento del núcleo fundido de la Tierra, compuesto principalmente de hierro y níquel. Este movimiento crea corrientes eléctricas que, a su vez, producen el campo magnético. Sin esta barrera invisible, la radiación solar dañaría las células y podría provocar enfermedades graves, haciendo imposible la vida en nuestro planeta”, aseguraron.

Finalmente, los científicos indicaron que continuarán estudiando esta anomalía para comprender mejor sus implicaciones y buscar posibles soluciones o mitigaciones, asegurando así la protección de la tecnología y de la vida en la Tierra.