Este ciclo otoño-invierno 2023-24 los productores sinaloenses se están enfrentando a tres graves crisis:

La errónea visión del Gobierno Federal respecto de la agricultura comercial, que los ha llevado a eliminar más de 30 programas de apoyo al campo y desaparecer instituciones, como ASERCA y la Financiera Nacional de Desarrollo.

Esa errónea visión llevó a Segalmex a implementar en Sinaloa el esquema de comercialización más desastroso de la historia, que generó pérdidas económicas a más de seis mil productores, de los cuales, todavía hay más de 100 pequeños productores que siguen esperando el pago.

Y este año, estamos a dos semanas de iniciar las trillas de maíz y trigo y todavía no se ha definido un esquema de comercialización, no hay bases, agricultura por contrato, ni tampoco precios de garantía, eso quiere decir, que por sextoaño consecutivo no les importó la agricultura comercial, ni porque es año electoral, así de graves las cosas.

Una segunda crisis es el desplome de los precios internacionales. Comparado con hace dos años, las cotizaciones de maíz han perdido el 46 por ciento del valor; y en el caso del trigo, han bajado 56 pòr ciento.

Al día de hoy, aún con la propuesta de base de 76 dólares para el maíz, el ingreso al productor se ubica en cuatro mil 285 pesos por tonelada; y en el caso del trigo panificable, en cuatro mil 163 pesos por tonelada.

En ambos casos es insuficiente para cubrir los costos de producción y lograr una rentabilidad que les permita a los productores sostener a sus familias hasta la siguiente cosecha.

La tercera crisis es la falta de agua en las presas y la sequía. Las 11 presas de Sinaloa se encuentran al 12.4 por ciento de su capacidad, comparado con el 33.8 por ciento promedio de los últimos 30 años.

Sin embargo, hay cinco presas con focos rojos, ya que se ubican por debajo del promedio estatal: Miguel Hidalgo y Costilla (7.7 por ciento), Josefa Ortiz de Domínguez (9.8 por ciento), Adolfo López Mateos (7.2 por ciento), Sanalona (9.9 por ciento) y José López Portillo (11.7 por ciento).

Estos niveles de las presas no los habíamos vistos desde 2012, cuando éstas se ubicaron al nueve por ciento debido a que un año antes, por las bajas temperaturas, se tuvieron que resembrar más de 700 mil hectáreas, lo que vació las presas.

Para agravar la situación, 10 municipios de Sinaloa enfrentan sequía extrema: Ahome, Angostura, Concordia, Escuinapa, Guasave, Mazatlán, Mocorito, Rosario, Salvador Alvarado y Navolato; y ocho municipios tienen sequía excepcional, que es el nivel más grave de la sequía: Badiraguato, Cosalá, Culiacán, Choix, Elota, El Fuerte, San Ignacio y Sinaloa.

Eso quiere decir que el 100 por ciento del territorio y los tres millones de sinaloenses enfrentamos sequía extrema y sequía excepcional. El año pasado, en comparación, sólo dos municipios estaban anormalmente secos, seis tenían sequía moderada y 10 sequía severa.

Estas tres crisis por las que está atravesando el campo de Sinaloa, la errónea visión del Gobierno Federal respecto de la agricultura comercial, el desplome de los precios internacionales y la sequía, atentan contra la rentabilidad de los productores y el liderazgo en la producción de alimentos.

Hay que recordar que Sinaloa es el garante de la soberanía alimentaria del país, ya que aportamos 12 millones de toneladas de alimentos, pero, además, el 10.6 por ciento de nuestra economía y el 14 por ciento de los empleos dependen directamente de las actividades primarias y eso significa que todo lo que le pase al campo impacta directamente la economía de las ciudades.

Por eso le pregunto estimado lector: ¿con Morena es más rentable la agricultura o se profundizó la crisis del campo?