En enero de este año, buzos habló de la existencia de un violento clima electoral en México. Antes de cumplirse tres meses, nuestro Reporte Especial, en vísperas de “las elecciones más grandes de la historia del país”, vuelve al tema de este proceso electoral, que puede caracterizarse, también, como el más violento de la historia nacional.

En poco más de dos meses se ha intensificado la violencia electoral; entre febrero y marzo de este año, la lista de candidatos y políticos asesinados, pertenecientes a todos los partidos, creció inconteniblemente y su incremento no ha cesado en lo que va del mes de abril, así lo demuestra la enumeración de ataques y ejecuciones que contiene el Reporte Especial de esta semana.

Sólo en 2023, el número de asesinatos alcanzó la cifra de 30 mil y en 2024 la preocupación de los ciudadanos se encamina hacia el terror, que puede afectar severamente el resultado de las elecciones del dos de junio.

Analistas políticos, investigadores, académicos y organizaciones civiles especializadas en el tema coinciden en que la violencia electoral en este sexenio ha superado los niveles de gobiernos anteriores; que éstas serán las elecciones más violentas de la historia de México; y que el crimen organizado jugará un rol importante en los comicios de 2024, especialmente en estados y municipios.

A pesar de los análisis, investigaciones, hechos y cifras, las autoridades niegan la existencia de tal fenómeno; recientemente, el Presidente de la República, minimizando el problema, declaró que ese ambiente electoral delictivo no existe, que es un asunto “publicitario” y de “gente despistada”, pero que esta información no ayudará en nada a los “estrategas” de la oposición. Esta negación de un problema tan grave y evidente explica su falta de acción para combatirlo y la falta medidas suficientes para brindar protección a candidatos y actores políticos, muchos de los cuales la han solicitado debido a las amenazas en su contra.

Para demostrar sus afirmaciones, los analistas enarbolan, además, testimonios de familiares y compañeros de partido de las víctimas. Para negar que existe violencia electoral, la autoridad tendría que presentar sus “otros datos”, mostrando en qué se basa para reducir el problema a una simple estrategia publicitaria contra su gobierno. Mientras tanto, los ciudadanos tendremos que reflexionar e investigar por nuestra cuenta cuál de los dos planteamientos es el verdadero, cuál tiene un mayor sustento en la realidad.