Seis personas que comparten un pequeño cuarto de 16 m2 -que incluye cocina y baño- rodeada de paredes hechas con block de concreto y un techado de láminas de metal -que constantemente sufre filtraciones de lluvia- es incómodo e insalubre, sin embargo, es la manera en la que vive Emilia Estela Alvarado Campos, habitante de la alcaldía Álvaro Obregón.

Durante más de 40 años, ha solicitado el apoyo de las autoridades para obtener una vivienda propia, sin embargo, hasta el día de hoy sigue viviendo en el pequeño cuarto, sin servicios básicos de calidad por la negativa del Jefe de Gobierno, Martí Batres, para atender su caso.

Los barrios y comunidades de las alcaldías más pobres como Tláhuac, Milpa Alta, Magdalena Contreras y Xochimilco carecen en todo tipo de facilidades para que las familias puedan obtener su propia casa.

El hacinamiento constantemente genera protestas, ya que a pesar de que es un derecho establecido en la Constitución, las autoridades siguen negando viviendas o, en caso de tener posibilidades de obtener alguna, los precios son inaccesibles o la burocracia es complicada. Sin contar que a veces, en su gran mayoría, los terrenos en donde son construidas son propiedades no regularizadas.

El Valle de México tiene un déficit habitacional enorme. De acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), plantea la construcción de 400 mil viviendas anuales para cubrir la demanda entre los que no tienen y las nuevas personas que desean adquirir su propio patrimonio.