El Banco de Japón (BOJ) aumentó su tasa de interés a corto plazo; tasación que por más de 17 años se mantuvo sin cambios, marcando así el cierre del programa experimental de flexibilización monetaria, al tiempo que sus contrapartes alrededor del mundo como la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco de México (Banxico) consideran recortar sus tasas tras una campaña de ajuste restrictivo (hawkish).
La medida implica que la tasa de referencia pasará de -0.1 por ciento a un nivel entre 0 y 0.1 por ciento.
La junta de gobierno del BOJ tomó esta decisión al analizar el “círculo virtuoso” de subidas salariales y precios al consumidor, por lo que consideraron posible alcanzar el objetivo inflacionario del 2 por ciento anual “de forma sostenible y estable”.
Al respecto, Stefan Angrick, de la calificadora Moody’s, considera que el banco “se está precipitando” porque no hay certezas de más aumentos al salario o un incremento en la demanda interna del país asiático. “En el pasado, cuando el Banco de Japón se precipitó a endurecer su política, hubo pronto una contracción”, advirtió.
La política bajista aplicada hasta ahora provocó una depreciación del yen respecto al dólar; consecuencia positiva para los exportadores, pero no para los consumidores, ya que los productos importados se encarecen.