buzos recuerda, esta semana, la definición de “feminista” que el Presidente de la República hizo el 8 de marzo de 2023, a propósito del Día Internacional de la Mujer. Aquella definición no concordaba con declaraciones anteriores, contrarias a la lucha feminista, que descalificaban los llamados de auxilio de las víctimas de violencia de género y las tachaban de falsas; no correspondía tampoco al empeoramiento de la situación de las mujeres desde el inicio del sexenio por el abandono, en la práctica, del problema y la falta de una política favorable a sus luchas.

Ni sus declaraciones anteriores, ni sus hechos durante los primeros cuatro años de su gobierno permitían caracterizar al Presidente de la República como “feminista” sino más bien, como todo lo contrario; y los colectivos de mujeres nunca aceptaron esta autodefinición presidencial. El cambio verbal, sin embargo, parecía anunciar un viraje de la “Cuarta Transformación” (4T) en el tratamiento del tema, un giro favorable a la lucha de las mujeres por sus derechos y a la exigencia de detener la discriminación y la inseguridad.

La desaparición de asignaciones presupuestales antes existentes provocó el cierre de refugios para mujeres víctimas de violencia de género, sus hijas e hijos; la falta de preparación de los funcionarios encargados de atender a las víctimas de violencia que presentan su denuncia los convirtió en agresores; la ausencia de una política efectiva de búsqueda de mujeres desaparecidas dejó en la indefensión a los familiares y colectivos que no tienen otra alternativa que emprender las pesquisas por su propia cuenta; los feminicidios alcanzan ya la cifra alarmante de más de 10 mujeres asesinadas diariamente en el país y, mientras los organismos oficiales maquillan las cifras, iniciativas ciudadanas como el Mapa Interactivo de María Salguero insisten en documentar cada uno de estos crímenes; la indiferencia de las autoridades para atender esta emergencia nacional es la causa principal del agravamiento de la situación de la que hoy se citan casos concretos en nuestro Reporte Especial.

A punto de cumplirse un año de que AMLO asegurara que su gobierno es “feminista”, ha ocurrido un gran número de casos de violencia de género y también de negligencia del gobierno de la 4T para hacer justicia; lo cual demuestra que no hubo ningún viraje, ningún cambio en la actuación oficial; que la violencia y la injusticia contra las mujeres han aumentado y, por lo tanto, la impunidad de los agresores; en el último año la violencia de todo tipo contra las mujeres ha alcanzado los niveles más altos del sexenio. En la recta final de la 4T, el problema es más grave que nunca; los hechos dicen que el feminismo en boca del Presidente no eran más que palabras.