En la Ciudad de México la escasez de agua continúa afectando a miles de familias; en el caso de la alcaldía Miguel Hidalgo, la solicitud de pipas ha mostrado un incremento muy importante, reconoció el alcalde de esa demarcación, Mauricio Tabe.

En su conferencia de prensa semanal, el panista lamentó que se asegure que la crisis hídrica es un tema político y no un problema que no se ha logrado solventar, por lo que hizo un nuevo llamado a tomar acciones en conjunto y “no querer tapar el sol con un dedo”.

“En lo que va del año, llevamos 169 solicitudes, esto equivale, en dos meses, al 50 por ciento de pipas de lo que fue 2022 y llevamos casi el 35 por ciento de lo que fue 2023. Es decir, en el 16 por ciento del año ya llevamos el 35 por ciento, la tasa de solicitud de pipas es muy alta y eso que aún no llegamos a la temporada más crítica del estiaje”, destacó.

Mauricio Tabe Echartea también recordó que todo lo que se paga por el suministro de agua en la capital del país se va a las arcas del Gobierno de la Ciudad de México sin que se tenga una colaboración con las alcaldías, quienes, en conjunto con la ciudadanía, han tenido que buscar la manera sobre todo de atender las fugas, ya que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México no tiene una reacción eficiente ante este tema.

“Hay vecinos que a través del presupuesto participativo tapan los huecos del gobierno de la ciudad, a través de varios de esos presupuestos participativos, se reparó la red de agua potable y de drenaje, todas las obras de agua y drenaje deberían de correr a manos del gobierno de la ciudad, pero no les da”.

Ante esta problemática, la Universidad Nacional Autónoma de México, insistió en incrementar el tratamiento de aguas residuales, sobre todo para su reutilización para actividades agrícolas e industriales. Francisco Javier Cervantes, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, Unidad Juriquilla, recordó que, en México, el 70% del consumo de ese recurso natural lo realiza la agricultura, siendo la actividad que más demanda.

Un reporte reciente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en nuestro país y otros emergentes, solo un 50% de las residuales que se emiten son tratadas adecuadamente, mientras que la otra mitad se descarga a los ríos y a las costas, sin ningún tratamiento.