Geocientíficos de la Universidad de Toronto, recinto educativo público de Canadá, revelaron que en el océano Pacífico hallaron grandes fallas submarinas, las cuales ejercen una gran influencia en la estructura de las placas tectónicas.
Los expertos en geología, Erkan Gün, investigador postdoctoral, y el profesor Russell Pysklywec, miembro del departamento de Ciencias de la Tierra, estudiaron que “estas placas no son uniformes como se pensaba, sino que muestran signos de deformación debido a fuerzas internas enormes. Estos hallazgos sugieren un movimiento continuo hacia el oeste a lo largo de millones de años, lo que ha llevado a un refinamiento de la teoría de la tectónica de placas”.
Con base en los resultados, los geocientíficos determinaron que “las placas tectónicas, responsables de la actividad sísmica en la Tierra, son menos rígidas de lo que se creía anteriormente. Estos hallazgos podrían tener un impacto significativo en el estudio de los terremotos y la actividad sísmica en la región”.
Asimismo, precisaron que las áreas más vulnerables de la placa oceánica se encuentran en extensas mesetas suboceánicas “estas estructuras, formadas por la salida de roca fundida del manto terrestre, sorprendentemente resultan ser más frágiles a pesar de ser más gruesas. Esto las hace propensas a desarrollar fallas, las cuales suelen alinearse paralelamente a las trincheras submarinas cercanas. Todo ello sugiere una conexión directa entre la estructura de las mesetas y la actividad tectónica en la región”.
Cabe destacar que el estudio se centró en cuatro mesetas del océano Pacífico occidental: Ontong Java, Shatsky, Hess y Manihiki. A través de modelos computacionales y datos sísmicos, los investigadores confirmaron la existencia de fallas y su influencia en la estructura de las placas tectónicas.
Finalmente, los expertos reiteraron que su hallazgo sugiere que “los daños en las placas podrían estar relacionados con la actividad sísmica y volcánica en la región, una conexión que necesita una exploración más profunda “la dificultad de explorar estas áreas, situadas a miles de metros bajo la superficie del océano, presenta un desafío considerable, pero los resultados podrían ser fundamentales para mejorar nuestra comprensión de los procesos tectónicos”.