El 14 de febrero es un día esperado por amantes y amigos cuyas relaciones nada tienen de especial, pero que la tradición y la mercadotecnia explotan al máximo posible para que los comerciantes vendan todo tipo de productos y servicios: osos de peluche, flores, chocolates, cenas románticas… Las masas se entretienen tanto en estas fechas que olvidan por un momento la implacable realidad que las persigue, incluso las devora. No sólo gastan más dinero sino que, además, se olvidan de que el pago de impuestos está “en sus puertas” y que el precio de los alimentos “anda por las nubes” lo mismo en la tiendita que en el súper. Esto no les preocupa porque saben que “no sólo de pan vive el hombre”; y porque mientras den y reciban amor, todo marcha de maravilla.

¡Pero cuánto cuesta ganarse el pan de cada día! La mayoría de las familias mexicanas enfrentan hoy una situación socioeconómica muy dramática porque el Gobierno Federal vigente ha fallado en mejorar no sólo la economía, sino también los servicios de salud y educación, como lo muestran sus resultados: 50.3 millones de mexicanos sin acceso a las clínicas y los hospitales públicos, y las calificaciones más bajas en lectura, matemáticas y ciencias en la prueba PISA. ¡Fracasos que pesarán a las generaciones futuras! ¡Cruel herencia del gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” (4T)! 

Pero nadie puede negar a este gobierno que fomenta el amor, al menos el amor a las bandas del crimen organizado, cuyos integrantes han acogido la política de seguridad de “abrazos y no balazos” como un estímulo político y mercadotécnico para exacerbar sus actividades delictivas destinadas a traficar y vender drogas; a extorsionar a mini, pequeños y medianos empresarios mediante “cobros de piso”; y a asesinar a sus rivales para que sus víctimas incrementen casi el millón de muertos que dejó la pandemia de Covid-19 debido a las omisiones en que incurrió esta administración federal malograda.

Por todo lo anterior, lo más recomendable, estimado lector, es que cuando se disponga a disfrutar las delicias del amor y la amistad, elija con cuidado la ruta y el medio de transporte más seguros para su integridad física y no gaste más allá de sus posibilidades, porque la amistad y el amor sinceros no se compran con dinero. Ahora es importante ahorrar cuanto se pueda, o al menos no endeudarse, porque el dinamismo de la economía es bajo y la pérdida de empleos es mucho más probable en todo tipo de actividades laborales. 

Las grandes compañías trasnacionales empezaron este año a despedir masivamente a sus empleados y los están sustituyendo con aparatos automatizados por la inteligencia artificial, como puede observarse en las tiendas de autoservicio y departamentales donde, para pagar las mercancías, basta con pasarlas por una “maquinita”. Se sabe que tal tecnología no está desplazando a los trabajadores porque se acomodan en las industrias donde se fabrican las “maquinitas”. 

Esta situación quizás se produce en países desarrollados, pero no en nuestro país, donde existe una gran brecha nutricional, sanitaria, educativa y de mano de obra calificada; además de que el aparato productivo no genera mega-proyectos industriales de ese nivel tecnológico. ¿Qué hacen nuestros trabajadores, hacia dónde se van? ¡Pues la mayoría emigra hacia Estados Unidos y algunos hallan trabajo permanente y al parecer bien pagado en el narcotráfico! ¡Qué difícil situación viven los trabajadores mexicanos, quienes deben decidir entre permanecer y seguir empobreciéndose más cada año, quedarse con los malvados o irse fuera del país, dejando que muera una parte de su ser, porque abandonar el terruño nunca es fácil! 

Únicamente los ricachones y los viejos políticos de siempre han disfrutado a sus anchas este país; y ambos son los más interesados en entretener al pueblo con embustes y distractores comerciales. En México no estamos viviendo un periodo sexenal de amor: todo lo contrario, el desamor y el odio son motivados por el Presidente de la República todos los días como parte de una estrategia mediática para aparecer como el “paladín del pueblo”. 

En cada ranchería, en cada pueblo y en cada ciudad se repite la triste historia de los oprimidos y humillados de siempre, que deben trabajar cada momento de su vida para sobrevivir. Sin embargo, en situaciones atroces y amargas como la actual es cuando los trabajadores aprenden las mejores lecciones que da la vida y pueden decidirse, como escribió el poeta, a superar los problemas que lo dividen y a unirse fraternalmente con sus hermanos de clase para romper las cadenas que lo atan e inmovilizan de una vez por todas. Al tiempo.